Por lo general, cuando un niño recibe un empujón de su hermano, su primera reacción es devolverlo. Por desgracia, no solo los niños tienden a reaccionar así. Muchos adultos actúan igual: cuando alguien los ofende, procuran vengarse. Claro, la mayoría no va a recurrir a los empujones, pero muchos si devolverán los golpes de maneras más sutiles. Puede que esparzan chismes sobre la persona q les ofendió o busquen otras formas de perjudicarla. Pero aunque los métodos varíen, la intención es siempre pagar con la misma moneda.
Es cierto que todos nosotros sentimos en nuestro interior el impulso de vengarnos, pero deberíamos luchar por dominarlos y no devolver mal por mal a nadie. A continuación les daré dos de las muchas razones por las que no deberíamos vengarnos: En primer lugar, es una muestra de amor; al no desquitarnos y promover la unión, demostramos que amamos incluso a nuestros opositores más crueles y que no perdemos la esperanza de que se haga su cambio. En segundo lugar, manifestamos modestia. El que se venga se toma libertades indebidas; en efecto, tenemos que actuar con sabiduría y modestia, dejando la venganza para los ignorantes.
Como resumen sobre el trato al prójimo, les podría decir, que no se dejen vencer por el mal, sino, sigue venciendo el mal con el bien; y por supuesto pensar que somos seres humanos y tenemos derecho a equivocarnos. Después de todo perdonar es divino no cree?.
jueves, 13 de diciembre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)


No hay comentarios:
Publicar un comentario